LA ILUSIÓN APARENTE

por Mario Fonseca

Las identidades nacionales, imbricadas con las identidades religiosas, han sufrido intensas interpelaciones en los últimos 25 años. Ser druso, serbio, shiíta, mapuche, protestante, euskaldun o palestino involucra hoy un conflicto personal, así como también lo fue hace poco ser alemán del Este o del Oeste, chileno local o exiliado, o como lo ha vuelto a ser ser estadounidense, tras el paréntesis post-Vietnam. En este contexto, el encuentro de una artista contemporánea chilena con uno kosovar para intentar una experiencia de trabajo conjunto en Arizona, Estados Unidos, puede resultar especialmente ilustrativo de la diversidad y sus conflictos latentes.

María José Rojas y Albert Heta, ambos nacidos en 1974, coincidieron en un programa de residencia de artistas y realizaron un trío de videos juntos, uno de los cuales se muestra en la galería Concreta de Matucana 100. La trayectoria de Heta está marcada por acciones de arte que buscan instituir la existencia de la República de Kosovo –en los hechos una provincia de Albania–, para lo cual incluso circuló invitaciones a un inexistente pabellón de Kosovo en la última Bienal de Venecia, generando la indignación de Albania, que sí contaba con uno. Rojas, por su parte, sigue un proceso de introspección personal a través de la introspección del arte, ocupando elementos muy sencillos en composiciones asimismo muy simples, pero que producen no obstante mucha tensión, particularmente por su fragilidad. La confrontación de ambos artistas, uno en la lucha por una identidad nacional y la otra con ello ya resuelto y enfrascada más bien en dilucidar su propia identidad, se redime en el ejercicio del arte, a través del cual los dos intentan coincidir en un lenguaje que los represente en sus divergencias. El video elegido para la muestra, presentado en cuatro segmentos –que pudieron ser sólo tres–, si bien es una metáfora sutil del vínculo indisoluble de la identidad con el quehacer, cualquiera sea éste, también lo es de la infatuación de la libertad y la ficción de la fuga, y de la perseverancia despechada al constatar que todo esfuerzo es inútil, pues las cartas siempre vienen marcadas. No obstante, a través de los desenfoques mecánicos de la cámara al interceptar distintos planos, la obra deja abierta una salida casi imperceptible que le confiere su sentido, y es la de la esperanza, para la cual finalmente todo es posible, aunque aparente una ilusión.

María José Rojas, Albert Heta

Galería Concreta
Matucana 100, Quinta Normal
Hasta el 18 de junio

Lectura de foto: Imagen de video de María José Rojas y Albert Heta